En la proximidad, en la intimidad donde dos figuras se unen por un exclusivo punto buscan el idilio, la catarsis en su máxima expresión, abrazos lícitos, besos con galantería, en lugares recónditos e hiperestesicos. El ápice de la pechera percibe afectuosas tarascadas. Sencillamente sin cicunloquios, el empíreo. Posteriormente las voluptuosas nalgas de ella contiguas sobre el rostro ruborizado de él manifiesta su delectación indeleble.
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Hace 3 años
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